Ya llegaste a tu casa? Ya pusiste el agua de los fideos a calentar?

Ahora, sentate un rato y reite de vos mismo...

y sino, reíte de mi que estoy para el cachetazo...


domingo, 18 de julio de 2010

EL JUEGO

Como en un buen partido de truco, en este juego lo importante no son las cartas sino como las usa el jugador. Si estas cargado o no, aunque claramente puede ser de gran ayuda para ganar la mano, lo importante es el orden en el que juegues tus cartas, saber leer la mente del contrincante, aprender a mentir sobre todas las cosas.

Todos tenemos entonces un disfraz. Otra cara. Otra personalidad. Por lo general mentirosa, exagerada, o quizás sincera, pero escondida detrás de los colores de un buen antifaz veneciano. Lo importante es que el otro compre lo que ve. Que se convenza de que lo que hay detrás es lo que busca, lo que lo intriga. Al punto tal de encontrarnos a veces escondidos bajo personajes que poco tienen que ver con la realidad.

Sin embargo, aun cansados de que el juego exista, todos lo jugamos. Nos adaptamos a sus reglas y nos amoldamos a su forma. Usamos las herramientas que mas nos convengan según cada caso, y lo mejoramos a medida que lo practicamos. A veces hasta nosotros mismos perdemos la noción del tiempo y el espacio y no podemos diferenciar entre nuestro verdadero yo y el yo del ello, buscador nato del placer.

A veces lo jugamos por jugar. Por que nos divierte, nos entusiasma, nos da adrenalina. Nos hace sentir capaces, audaces, deseados. Y entonces nos convertimos en una persona más del montón. Lo que criticamos, sin darnos cuenta, es lo que hacemos. Otras veces, en cambio, lo jugamos para escondernos, para no mostrarnos tal cual somos, para no lastimarnos, para sentir que podemos tener el poder, que nada ni nadie nos toca. Somos los reyes de la situación. Ganemos o perdamos la partida, no importa, porque no la perdimos nosotros, la perdió el personaje. Entonces solo bastará con encontrarle los errores y mejorarlo, para que la próxima vez tenga más posibilidades de ganar.

Y se hace entonces cada vez más difícil poder distinguir entre el juego y la realidad. “Bonita/o “Hermoso/a” “precioso” “bombon/a” “corazón” “mi amor”, etc etc. Ya nunca sabemos, tanto al decirlo o al escucharlo, si el otro realmente lo siente y lo provoca, o es tan solo parte del juego. Cualquier tipo de intento de seducción va perdiendo entonces la capacidad de hacerse sentir particular, personal, especial. Hay que esmerarse y mejorar para lograr que realmente las palabras nos funcionen.

Otras veces también puede suceder que el contrincante nos sorprenda…esperamos como siempre escuchar el chamuyo barato, banana, simplón y clásico, que solo busca y tiene como meta final la satisfacción de una de las mas básicas necesidades del hombre, el placer por el placer mismo, el sexo. Pero no, la carta en la mesa no es el ancho de espada, no nos tiraron con todo en la primera mano, se lo aguantaron, saben jugar la partida. Y nos da miedo. Nos da pánico que el otro no tenga puesto un antifaz. Un atrevido, diríamos. Y comprendemos que esta vez, para ganar, tenemos que perder. Perder el poder, perder la mentira, perder al personaje. Y claramente, si eso sucede, y perdemos nosotros como nosotros mismos, no habrà forma entonces de esconder la derrota.

Con o sin personaje. Con o sin antifaz. Por msn, por Facebook, por badoo , en persona, en un boliche, y hasta en la parada de un colectivo. Éste juego lo jugamos todos, y como dirìa Darwin “No es el más fuerte de las especies el que sobrevive, tampoco es el más inteligente el que sobrevive. Es aquel que es más adaptable al cambio”. Entonces no quedará otra opción que jugar y adaptarse a las reglas.

“Don`t hate the player…. Hate the game”

La vida misma

La vida misma