Ya llegaste a tu casa? Ya pusiste el agua de los fideos a calentar?

Ahora, sentate un rato y reite de vos mismo...

y sino, reíte de mi que estoy para el cachetazo...


martes, 31 de agosto de 2010

Yo voy en tren

Estoy teniendo una amena conversación con el gerente de Recursos Humanos, y escucho salir de su boca las palabras mágicas: “El tren siempre para en la estación en algún momento, sólo hay que saber si uno está listo para subirse”.
Me paro entonces en el andén. No, no me voy a suicidar. Simplemente vuelvo a los momentos de ansiedad donde por querer crecer o ser, antes de lo debido, tomé algún tren equivocado; me acuerdo de la muñequita de torta, la que estaba lista para dar todo de si misma, que se entregaba, que era completa y segura, la que siendo maquinista llegó a la estación y se encontró con un pasajero sin boleto y sin ganas  de subir; pienso en mi vieja, que desde que compré la laptop no se conecta a internet y en mi, que no me acostumbro al mouse que se usa con dedito y un domigo a la noche entré al supermercado para comprar uno de usb, porque me gusta mi Dell, pero no estoy lista para tanto cambio; cuento las veces que arranqué una dieta y la dejé en el día, porque todavía no era mi momento Ser.  

Y llego al juego. Al maldito, arriesgado, fantástico juego, en el que es más difícil decidir cuándo se quiere o se puede estar listo para subir. Porque en esta estación pasan muchos trenes. Los de larga distancia, los que llegan rápido a destino, los que prometen un viaje seguro que resulta accidentado o un viaje placentero que luego no lo es. Y a veces, cuando después de mucho esperar sentado en el mismo banco, después de muchos viajes cortos, después de muchos juegos jugados sin gracia, llega alguno un poco más prometedor. Entonces tenemos que pensar si estamos listos para subirnos y disfrutar sin pensar en cuál será la próxima estación.

Algunas veces pasajeros, otras veces conductores, a todos alguna vez nos toca estar en la estación.

sábado, 21 de agosto de 2010

ACHIEVING EXPECTATIONS

….Entonces pareciera que desde el momento en el que nuestros padres deciden concebirnos, o no, estamos destinados a tener que cumplir con las expectativas ajenas….

Y esto se inicia en el vientre materno, estando sin voz ni voto, y sin siquiera saber quiénes nos esperan desde afuera; papáquiere un nene. Mamá una nena. La abuela quiere q te llames “Raúl Alberto”, porque desde 1854 todos los hombres de la familia se llaman así. Entonces, si no te ponen Raúl Alberto, vas a estar destinado a q te diga Raulito toda la vida, y le cuente a todo el mundo como fué que tu papá (y con tono de desaprobación) cortó con la tradición familiar poniéndote Hernán, de rebelde nomás. Y mamá, el día que vuelvas con tu primera trompada en el ojo va a decir “por eso quería una nena”.
Y nacés… y empieza tu carrera de “cumplidor de expectativas”. Primero tenés q llorar. No sea que nazcas y no llores. Después tenés que sonreír. Todos a tu alrededor, balbuceando boludeces que no comprendés esperando que el bebé sonría. Si no lo haces tu mamé piensa que te pasa algo y se deprime. Si lo haces te felicitan y son todos felices, porque el bebé saco una sonrisa y obvio, ahora a discutir quien es el campeón que logró el cometido. Y ni hablar de caminar, largar los pañales, dejar el chupete, hablar. Metas que tenes que alcanzar en un promedio de no más de 5 meses y que, si no las alcanzas “cuando deberías”, sos un bebé malcriado, o lento, o simplemente vago. Y si las alcanzas antes, años después, sentado en el despacho de un psicólogo le van a decir a tu mamá que fuiste un “bebé precoz”. La felicidad y orgullo que una vez sintió porque hiciste todo rápido y solo, se van por el inodoro porque no cumpliste con las expectativas, esta vez, de la psicología infantil.
Pero ya está, a tiempo o no, aprendiste a caminar, te sacaste los pañales, tomaste en el vasito y empezaste el jardín. Te toca aprender a jugar. Que no le pegues a tus compañeros, que aprendas a compartir, q tus dibujos no sean raros y que te den medallita por el mejor amigo. Hasta q empieces primer grado y comience la real tortura….
Es hora de satisfacer las expectativas reales de mamá y papá, que se ríen cuando decís que queres ser bombero y le dicen a sus amigos “pasa que es muy bueno con la gente y quiere ayudar”, pero por dentro piensan “si querés salvar vidas estudia Medicina porque no queremos un tipito con casco, queremos un guardapolvo blanco”. Si en el primario te ponen “sobresaliente” van a mostrar tu boletín por todos lados, pero un "regular" o un "bueno´", son meritorios de unos días sin jueguitos. Cuando tenés edad de recibir notas un 7 está bien para un nene, pero mal para una nena, un 8 es buena nota pero no suficiente y un 9 es un “¿pero por qué?” y te preguntás por dentro “¿por qué QUÉ!?”. Esto no cambia porque cumplas 18, 21 o 26. Si tenés un 4 en la facultad, es un “aprobaste zafando” y si decidís dejar una materia para no tener que simplemente zafarla “estas desperdiciando tu vida y vas a ser un mediocre más”. Aparentemente no importa cuánto lo intentes o si no lo intentas, siempre va a haber un pero para decir. Porque el día que te esfuerces mucho y te vean muy cansado te van a decir algo asi como “deberías bajar dos cambios, vivir un poco más que la vida es corta, tampoco te presiones tanto”….. pero no te lo tomes muy en serio, porque cuando salgas mucho o estes cansado, pero por la joda, te van a decir “todos los extremos son malos!”
En el trabajo también tenes que cumplir. Cuando no es por los objetivos de la empresa, es por los de tu jefe, y cuando no por los de tus compañeros. Si haces horas extras te dicen que no te explotes, pero si te vas en punto te dicen “empleado público”. Te piden 100 cosas a la vez y pretenden que las hagas rápido, pero si en el apurón hiciste algo mal te van a decir “pero porque no te tomaste tus tiempos?”. Si tenes mucho laburo te dan más sin darse cuenta, y cuando explotas te miran y murmuran “porque no me avisas!”.. “no te aviso porque no tengo tiempo ni de avisarte”, pensas por dentro mientras la lista de cosas para hacer se hace mas y mas larga en tu cabeza. Ni hablar de que en todos lados quieren que “el empleado quiera crecer y superarse”, pero si lo queres mucho mucho “a este hay q cortarle un poco las alas”. Según donde estas pensar puede ser un requisito o una jugada en contra...
Y lo mismo se sucede con las parejas…. Desde el momento del arranque hasta cuando hace años que están juntos, uno vive queriendo satisfacer las expectativas del otro respecto a la relación. Si recién se conocen tenes que conquistar pero no ser un goma. Aparecer pero desaparecer. Hablar pero no hablar. Si estas hace un tiempo están esperando que quieras hacer cosas juntos, pero los límites entre “es demasiado” y “no nos vemos nunca” casi siempre son imperceptibles. Si decís “te quiero” tenes que cuidar el tono y la cantidad de veces, si no lo decís probablemente piensen que no lo sentís. Tenes que ser divertido pero no pendejo, responsable pero no aburrido, inteligente pero no un nerd, seguro de vos mismo pero no soberbio Si sos mina tenes que ser una excelente amante, una buena ama de casa, una madre en potencia y obviamente una mujer independiente, capaz, vulnerable pero fuerte (que carajo significará me pregunto yo..). Si sos hombre tenes que ser laburador, seguro pero sensible, compañero, capaz, tener proyectos, ayudar en la casa (pero ojo con no hacer las cosas bien), estar siempre dispuesto, saber cuándo hablar y cuando callarte.
Hasta con los amigos uno cumple con expectativas. Porque hay que saber cuando quieren que estemos y cuando que los dejemos solos. Saber que decir y cuando decirlo. Saber qué hacer para sacarles una sonrisa. Estar siempre para el otro. Cuidar las palabras, cuidar las actitudes. Los amigos nos aman como somos y nosotros a ellos. Pero ojo… todo tiene límites y para entrar en el pequeño círculo de amistades de alguien, hay ciertos requisitos con los que seguramente debamos cumplir…
Y un día, sentado en un bar con alguien q poco te conoce, cerveza en una mano, cigarrillo en la otra, te miran y te preguntan que queres vos. Que te hace feliz. Que queres ser. Que queres hacer de tu vida. Y claro… la respuesta es casi que predecible… "No lo sé… simplemente no lo sé"


La vida misma

La vida misma